miércoles, 4 de mayo de 2011

Lejos de aquí V


La Antártida

Un pequeño paso para la humanidad. Un gran paso para mí. O eso pensaba yo, pues poca o mucha gente, segun se mire, ha estado por estas tierras antes. Aún así, era la primera vez en la historia de la humanidad, de la Tierra, de la Galaxia, qué digo, hasta del Universo entero (de este, por lo menos, no me meto ya con los Universos Paralelos), en que yo ponía un pie en la Antártida.

Así pues, el 23 de Enero, sobre las 23.30, la zodiac nos dejaba en una playa de piedras y hielo bajo la atenta mirada de los habitantes de la Isla.


En esa playa nos esperaba también el personal de la base antártica Juan Carlos I, la mayoría integrantes de la UTM, y algún que otro científico. Entre éstos últimos, mi compañero y amigo Raul, a quien en unos días iba a tener que substituir. La recepción fue calurosa y pronto abandonamos la playa para acceder a las instalaciones de la base. Ésta está actualmente en proceso de remodelación, por lo que a parte de los españoles, había todo un grupo de chilenos que se encargaban de las obras.

Lo primero que visitamos fueron los dormitorios, tres iglús diseñados para cuatro personas cada uno. La distribución fue heterogénea y a mí me tocó, como no, con los roncadores profesionales. De esos que hacen vibrar las paredes y desenroscan los tornillos, poniendo en peligro así la estructura entera del iglú.


Y ese día poco más. A la mañana siguiente subimos a Pico Radio (que es una montaña situada cerca de la base), y desde allí pudimos obtener una perspectiva completa de la base. Ésta está situada, como veis, en un pequeño valle y cerca de la playa. Está rodeada de picos y, para bien o para mal, en verano hay poca nieve alrededor. No obstante, si se cruzan los picos circundantes, ésta cubre el suelo hasta donde abarca la vista.


En los días sucesivos a nuestra llegada todo fueron nuevas experiencias. Lo mejor de todas ellas, el paisaje y los bichejos. Desde la playa se podía contemplar un enorme glaciar a unos cinco km, que, cuando se dejaba ver, componía una postal impresionante.


Otras veces, el hielo desprendido llegaba a la playa, y nos permitía enfriar alguna que otra copa vespertina.


Los pingüinos los teníamos todos los días de visita, y nos deleitaban con sus cómicos y simpáticos movimientos.


A menudo debía subir también a Pico Radio, pues allí teníamos nuestro equipo de trabajo (y el motivo de mi "excursión" a la Antártida). El camino, sin embargo, estaba plagado de peligros. Durante esa época, las escúas (unos pajarracos considerablemente grandes) estaban poniendo huevos y criando a sus poyuelos. Estas aves son ya de por sí bastante territoriales, pero con las crías se vuelven aún más agresivas. Por este motivo, cuando me veían pasar cerca (y no había más remedio), realizaban un vuelo rasante a pocos centímetros de la cabeza, tirando armas químicas potentes y gritando "¡¡A la carga!!" en escuano.


Otra nueva experiencia, especialmente intensa al principio, fue la convivencia con gente que prácticamente acababa de conocer. Aún así, todo fue más fácil de lo que había pensado al principio, y ya no solo con los españoles, sino también con los chilenos. En este sentido, el primer domingo después de mi llegada, los chilenos prepararon un asado para todos. La carne estaba buenísima y, ya por la tarde, después de unos cuantos "bajativos", jugamos una final intercontinental España contra Chile, con un 10 - 0 a favor.




Y así, poco a poco al principio, y más rápido después, pasó la primera semana en la Antártida. En los días sucesivos llegaron experiencias nuevas y, si cabe, aún más impresionantes. Otro día, hablamos de ello.

8 comentarios:

PPi dijo...

1. Bert, los iglús esos eran provisionales? Lo digo porque el 3 está sobre una plataforma poco horizontal. Por otra parte, están elevados para evitar la humedad? O así estaban un poco más aislados del frío? Por lo menos veo que la tecnología era española.
2. Para subir al pico radio, era todo camino rocoso? Trecking a saco?
3. Las 2 últimas fotos no se hacen grandes.
Bueno, muy bien la historia, eh.

Albert dijo...

1. Si, si, son provisionales mientras no se termine la nueva base. Con ésta habrá dormitorios más bien acondicionados, o eso se supone. El hecho que estén elevados es por la nieve. Cuando se abre la base hay más o menos un metro de nieve. Así se evita tener que desenterrarlos.

2. Trecking a saco. Va bien para hacer piernas.

3. Ah, ok, me lo miro.

PPi dijo...

Eh Eh Eh!!!

Gracias por las aclaraciones... pero... queremos más detalles del asado que os prepararon... de qué era? Y lo más importante... con qué lo acompañasteis, jeje.

Albert dijo...

El asado era de cordero. Lo acompañamos con cerveza. El "bajativo" era del "abuelo" (ron chileno). Y en el partido de fútbol más de uno veía dos balones :-)

Baterpruf dijo...

"Armas químicas potentes" jeje.

Un gran post!! Ya estoy deseando ver esas cosas más impresionantes aún.

Albert dijo...

Si, si, de destrucción masiva.

Albert dijo...

Claro que, si consideramos que hay infinitos universos paralelos, es posible que haya infinitos "yo" que hayan pisado la Antártida antes que el "yo" de este universo, o sea, yo, con lo cual, la primera frase ya pierde su glamour.

JJ dijo...

Graaaande papi!