Hay un libro de PhilJackson que se llama CanastasSagradas. Si en Europa hay una canasta que pueda recibir ese apelativo, debe ser ésta. Aquí Dražen, el jugador más odiado y más admirado a la vez, el genio de Šibenik o el Mozart del baloncesto, como le llamaba AndrésMontes, comenzó su meteórica carrera baloncestística.
Nos encontramos en Šibenik, un bonito pueblo pesquero a orillas del Adriático, cuyo pasado medieval está oculto tras los feos edificios construidos en la década de los 60. Allí, a comienzo de los 70, los hermanos Petrović, Asa y Dražen mataban las horas en la canasta del barrio jugando unos contra unos. Pronto Dražen siguió los pasos de su hermano y con 15 años jugaría en el Senior del equipo local, el Šibenka, con el que conseguiría ser subcampeón de la copa Korak. Luego la historia ya se conoce, campeón de Europa con el Cibona de Zagreb, el fichaje por el RealMadrid y el salto a la NBA, subcampeón con los Portland y estrella de los NewJerseyNets. Luego un trágico accidente cortó la carrera de quien se había propuesto ser el mejor jugador del mundo.
Aprovechando las vacaciones en Croacia nos acercamos a Šibenik, y tras preguntar en la agencia local de turismo nos dirigieron a una zona en la cual fuimos incapaces de encontrar el pabellón del Šibenka. La fortuna nos condujo a un chaval con la camiseta del Barça, cuyo padre sabía español al estar casado con una Cubana. Este buen hombre llamó a uno de los vecinos mayores del barrio que muy amablemente nos dirigió a través de unas escaleras a la famosa canasta donde Petrović inició sus pinitos baloncestísticos.
Aquí podéis ver la canasta colgada en el garaje y el edificio de atrás es donde vivían los Petrović. Como homenaje, su pueblo le dedicó una placa y sellaron el aro para que nunca nadie más anotara.
Volviendo a la calle principal, la Stjepana Radića, y a sólo 100 metros dirección hacia el centro de Šibenik, y oculto entre edificios, se encuentra el pabellón del Šibenka, que nuestro improvisado guía llamaba Burana. Aquí podéis ver la entrada. Cuenta la leyenda que Petrović, tenía las llaves del mismo y madrugaba para antes de ir al colegio meter sus 100 tiros diarios. El colegio, por cierto, está puerta con puerta con el Pabellón, así que su mundo redondo, naranja y con rayas estaba encerrado en el tamaño de un barrio. En ese pabellón, el joven Drazen batió el record de anotación de la liga yugoslava con 112 puntos en un partido. Allí también fue donde con 2 tiros libres de Petrović, el Šibenka se proclamó por primera y única vez campeón de la liga Yugoslava. Aquí también fue donde un entrenador de una universidad americana prometió a Petrović que si iba a jugar a su universidad lo convertiría en un jugador de 1,000,000$... pero Drazen tenía otro camino que seguir para llegar al mismo puerto.
El final de la historia ya lo conocéis. Una maldita tarde, volviendo de ver a su novia en Alemania, Drazen tuvo un accidente de tráfico y murió en el acto, poniendo fin a una prometedora carrera en la NBA y en la vida.
Por si alguna vez os dejáis caer por este bonito pueblo, aquí tenéis la dirección para que os cueste menos que a nosotros encontrarlo. Seguid la flecha verde. Saludos Sukarrats!
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